Nos vamos..., despegamos mañana lunes a las 6 de la mañana, y antes de marcharnos, un cuentecito namibio para ir abriendo boca y así animaros a que nos acompañéis en nuestro intrépido viaje. La próxima entrada desde Livingstone (supongo).
En algunas aldeas de Namibia cuentan que hace mucho, mucho tiempo, el cocodrilo tenía la piel lisa y dorada como si fuera de oro. Dicen que pasaba todo el día debajo del agua, en las aguas embarradas, y que sólo salía de ellas durante la noche, y que la luna se reflejaba en su brillante y lisa piel. Los demás animales iban a esas horas a beber agua y se quedaban admirados contemplando la hermosa piel dorada del cocodrilo.
El cocodrilo, orgulloso de la admiración que causaba, empezó a salir del agua también durante el día. Entonces, los demás animales, no sólo iban por la noche a beber agua, sino que se acercaban también cuando brillaba el sol para así contemplar la piel dorada del cocodrilo.
Pero sucedió, que el sol, poco a poco fue secando la piel del cocodrilo, que se fue cubriendo de una capa seca de barro, y cada día se iba poniendo más fea. Al ver este cambio, los demás animales fueron perdiendo su admiración. Cada día el cocodrilo tenía su piel más cuarteada hasta que se le quedó como la tiene ahora, cubierta de grandes y duras escamas parduzcas. Por fin, ante esta transformación, los demás animales no volvieron a acercarse a beber durante el día, ya no podían contemplar la hermosa piel dorada del cocodrilo.
El cocodrilo, antes tan orgulloso de su piel lisa y dorada, nunca más se recuperó de la vergüenza y humillación, y desde entonces, cuando otros animales se le acercan, se sumerge rápidamente en el agua, dejando ver sobre la superficie sólo sus curiosos ojos y sus prominentes orificios nasales.
El cocodrilo, orgulloso de la admiración que causaba, empezó a salir del agua también durante el día. Entonces, los demás animales, no sólo iban por la noche a beber agua, sino que se acercaban también cuando brillaba el sol para así contemplar la piel dorada del cocodrilo.
Pero sucedió, que el sol, poco a poco fue secando la piel del cocodrilo, que se fue cubriendo de una capa seca de barro, y cada día se iba poniendo más fea. Al ver este cambio, los demás animales fueron perdiendo su admiración. Cada día el cocodrilo tenía su piel más cuarteada hasta que se le quedó como la tiene ahora, cubierta de grandes y duras escamas parduzcas. Por fin, ante esta transformación, los demás animales no volvieron a acercarse a beber durante el día, ya no podían contemplar la hermosa piel dorada del cocodrilo.
El cocodrilo, antes tan orgulloso de su piel lisa y dorada, nunca más se recuperó de la vergüenza y humillación, y desde entonces, cuando otros animales se le acercan, se sumerge rápidamente en el agua, dejando ver sobre la superficie sólo sus curiosos ojos y sus prominentes orificios nasales.
2 comentarios:
Sé que lleváis protector solar, para que a vuestra hermosa piel dorada no quede como la del cocodrilo. Feliz vuelo, y feliz llegada... espero ansioso noticias vuestras desde allí. Besos
Queridas Chus, Chepita y Chayo:
Somos los turritos. (Para más información consultad a Chus-wipedia)
Estamos seguros de que será un viaje muy interesante, pero tened mucho cuidadín... como dice mi madre: ¡Formalidad! ante todo ¡Formalidad!
Lini ya te echamos de menos y acabas de irte. Cuidadín con la poza del devil ese, pero, si por acaso estuviera llena, haced miles de fotos, ¿vale?
Cuidadín también con la comida y con el agua, menos mal que la chusi se ha ido un poquito repuesta. jeje.
Muchos besos, pasadlo muy bien, estaremos pendientes del blog. Mantenednos informados en la medida de los posible.
Besitos para todas.
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